Herencia de Sangre y Silencio

Herencia de Sangre y Silencio

En medio de la noche, mi hermana mayor, Lucía, exigió una parte mayor de la herencia de mamá, argumentando que sus años y sacrificios la hacían merecedora. Yo, Mariana, siempre fui la menor, la que callaba y observaba cómo Lucía manipulaba a todos con su voz fuerte y su mirada de fuego. La discusión sobre la herencia destapó viejas heridas familiares y nos obligó a enfrentar verdades dolorosas sobre el amor, la justicia y el peso de los recuerdos.

Herencia de Sangre y Silencio

Herencia de Sangre y Silencio

Desde el momento en que mi hermana mayor, Camila, exigió una parte mayor de la herencia de mamá, supe que nada volvería a ser igual. Yo, Mariana, siempre fui la menor y la que callaba, pero esta vez el silencio dolía más que nunca. Entre gritos, recuerdos y secretos familiares, descubrí que el dinero puede romper la sangre y que el amor no siempre es suficiente para sanar.