La noche en que eché a mi hijo y a mi nuera: el precio de ser madre en silencio
Esa noche, entre gritos y lágrimas, tomé la decisión más dura de mi vida: pedirle a mi hijo, Santiago, y a su esposa, Mariana, que se fueran de mi casa. Durante meses intenté ser la madre comprensiva, pero el peso de la convivencia y el olvido de mis propias necesidades me llevaron al límite. Ahora me pregunto si una madre tiene derecho a pensar en sí misma, aunque eso signifique romper su propio corazón.