Un verano, un ultimátum: ¿Cómo salvé a mi familia (o solo me engañé a mí misma?)
En una noche calurosa y sofocante, agotada y sola, lancé un ultimátum a mis hijos: o me ayudan, o vendo la casa y me voy a un asilo. No imaginaba que esa frase abriría viejas heridas y secretos familiares. Aquella noche cambió para siempre la forma en que nos miramos y nos obligó a enfrentar la verdad sin máscaras.