Año tras año, mis suegros se vuelven más insoportables
Mi vida con Mariana parecía perfecta hasta que la presencia constante de sus padres, Don Ernesto y Doña Graciela, empezó a asfixiarme. Entre visitas inesperadas, opiniones no solicitadas y fiestas familiares invadidas, mi paciencia se fue agotando. Esta es la historia de cómo el amor y la familia pueden convertirse en una prueba diaria de resistencia.