A los sesenta, el amor me sorprendió entre zanahorias y recuerdos
A los sesenta años, tras la muerte de mi esposo y el distanciamiento de mis hijos, creí que la vida ya no tenía sorpresas para mí. Pero un día en el mercado de mi barrio en Buenos Aires, un vendedor de verduras llamado Ernesto me devolvió la ilusión y el deseo de volver a sentir. Esta es la historia de cómo el amor puede florecer cuando menos lo esperas, incluso en medio de prejuicios y viejas heridas familiares.