Entregué mi casa a mis amigos — hoy me arrepiento más que de nada en la vida
Siempre creí que la amistad era sagrada y ayudar a los amigos era natural. Cuando mis amigos Mariana y Tomás me pidieron mi casa, no dudé en confiarles mi espacio más preciado. Hoy, al ver las paredes destruidas y sentirme traicionada, me pregunto si alguna vez podré volver a confiar así.