¡Ya basta! Mi casa no es un hostal: la historia de una familia y sus límites
Un domingo cualquiera, mi sala estaba llena de maletas y risas ajenas. Me llamo Mariela y, tras años de abrir mi puerta a familiares y amigos, descubrí que mi hogar se había convertido en un hostal gratuito. Esta es la historia de cómo aprendí a poner límites, aunque eso significara enfrentarme a mi propia familia.