Luz tras la tormenta: 6:48 en Buenos Aires
Despierto cada mañana a las 6:48, justo cuando la luz dorada se cuela por la ventana de mi cocina en Buenos Aires. Mi vida, marcada por la rutina y el dolor de una familia rota, cambia el día que decido enfrentar a mi madre y buscar a mi padre ausente. Entre lágrimas, reproches y secretos, descubro que la esperanza puede nacer incluso en los rincones más oscuros.