Domingos que ya no son míos
Siempre pensé que los domingos eran el corazón de mi familia, hasta que mi nuera me pidió que dejara de visitarlos. Me sentí desplazada, invisible, como si la vida me hubiera arrebatado mi lugar más preciado. Ahora busco entender si es posible reconstruirse cuando las tradiciones se rompen y el amor parece tener nuevas reglas.