Herencia de Sangre y Silencio
Desde el momento en que mi hermana mayor, Camila, exigió una parte mayor de la herencia de mamá, supe que nada volvería a ser igual. Yo, Mariana, siempre fui la menor y la que callaba, pero esta vez el silencio dolía más que nunca. Entre gritos, recuerdos y secretos familiares, descubrí que el dinero puede romper la sangre y que el amor no siempre es suficiente para sanar.