Entre el Amor y la Sangre: Un Nuevo Comienzo a los Setenta
A los setenta y dos años, decidí casarme de nuevo, convencida de que merecía una última oportunidad para amar. Mi familia, lejos de alegrarse, me dio la espalda, y pronto descubrí que el amor tardío puede traer más soledad que compañía. Ahora me pregunto si elegí bien, o si el precio de mi felicidad fue demasiado alto.