La vecina que siempre pedía dulces
Cuando me mudé al nuevo departamento en Ciudad de México, jamás imaginé que la señora Carmen, mi vecina, se convertiría en una presencia constante en mi puerta, pidiendo dulces y pequeños favores. Al principio, su insistencia me pareció entrañable, pero pronto la situación se volvió insostenible y me vi obligada a enfrentar mis propios límites y la presión de la convivencia en comunidad. Esta es la historia de cómo una simple petición puede desatar un torbellino de emociones, conflictos y autodescubrimiento.