Sólo quedé yo: Una noche interminable en San Miguel
Esa noche, la oscuridad parecía tragarse todo. Mi mamá no volvía y yo, Julia, sola en mi silla de ruedas, sentía cómo el miedo me apretaba el pecho. Entre llamadas fallidas y recuerdos de promesas rotas, descubrí que a veces la soledad es más pesada que cualquier discapacidad.