¿Por qué siempre soy yo la que tiene que ceder? – Mi vida como nuera en la casa de mi suegra
Desde el primer día que crucé la puerta de la casa de mi suegra, sentí que mi vida ya no me pertenecía. Mi esposo, siempre del lado de su madre, parecía sordo a mis súplicas y ciego ante mis lágrimas. Entre ollas, reproches y silencios, lucho por no perderme a mí misma en un hogar que nunca sentí mío.