Volví a casa, pero ya no tengo hogar: el precio invisible de los sueños ajenos
Después de décadas trabajando como empleada doméstica en Argentina para enviar dinero a mis hijos en Bolivia, regreso a mi país esperando encontrar un lugar en sus vidas. Sin embargo, me encuentro con puertas cerradas y corazones fríos, sintiéndome una extraña en los hogares que ayudé a construir. Ahora me pregunto si el sacrificio valió la pena y si alguna vez podré recuperar el amor de mi familia.