La noche en que mis hijos volvieron a la mesa
Esa noche, mientras la lluvia golpeaba el techo de lámina, mis hijos finalmente se sentaron juntos a la mesa después de meses de distancia y silencios. Entre lágrimas, reproches y recuerdos, descubrimos lo frágil y valioso que es el calor familiar. A veces, la vida nos obliga a mirar de frente lo que más duele para poder sanar.