Nunca quise ser hija de un mecánico, pero ahora manejo su moto cada domingo
Siempre sentí vergüenza de mi papá porque era mecánico de motos en un barrio humilde de Buenos Aires. Soñaba con una vida diferente, lejos del olor a grasa y del ruido de los motores, pero la vida me obligó a enfrentar mis prejuicios y descubrir el verdadero valor de mi familia. Ahora, cada domingo, conduzco la Harley que él restauró con sus propias manos, y entiendo que el amor y el orgullo pueden tener formas inesperadas.