El grito de mi hija, su cabello y el abismo entre nosotros
Todo cambió en casa el día que escuché el llanto de mi hija Lucía. Mi esposa Mariana la había convencido de raparse la cabeza en solidaridad con su mejor amiga enferma, y yo me sentí traicionado y perdido. Ahora, me pregunto si aún somos una familia o solo extraños bajo el mismo techo.