Pensé que mi vida estaba acabada a los 64—hasta que mi perro trajo un caballo y un secreto enterrado
A los 64 años, creía que mi vida en el campo era solo rutina y soledad, hasta que mi perro, Pancho, apareció con un caballo herido y desató una cadena de secretos familiares. Entre el dolor del pasado y la esperanza de un nuevo comienzo, enfrenté verdades que nunca imaginé. Ahora me pregunto si alguna vez es tarde para descubrir quiénes somos realmente.