Olvidada en mi propia casa: la soledad de una abuela en la ciudad
Mi nombre es Rosa Elena y nunca imaginé que la vejez dolería tanto. Mis hijos y nietos viven a pocas cuadras, pero el silencio de sus ausencias pesa más que cualquier distancia. Cuando creí que todo estaba perdido, una inesperada visita me obligó a enfrentar mis heridas y a replantear mi lugar en la familia.