El reencuentro de dos almas: Veinticinco años esperando un abrazo
Durante años, visité el mismo café sin atreverme a confesarle a la mesera que era mi madre biológica. El miedo, la culpa y la esperanza me acompañaron cada vez que la veía. Finalmente, reuní el valor para acercarme y cambiar nuestras vidas para siempre.