El capricho de mi hija casi destruye mi amistad: “¿No puede jugar sola o ver caricaturas?”
En medio de una tarde calurosa en Monterrey, mi mejor amiga y yo enfrentamos el límite de nuestra paciencia por culpa de un simple capricho infantil. Mi hija, Valeria, exigía atención constante, mientras mi esposo y mi amiga comenzaban a perder la calma. Lo que parecía una visita inocente se convirtió en una prueba para nuestra amistad y para mi propia maternidad.