Él dijo que «así será mejor para todos»: Cuando mi esposo decidió irse, sentí que ya no era necesaria
Mi esposo, Julián, me pidió el divorcio una tarde cualquiera, sin gritos ni lágrimas, solo con una calma que me destrozó por dentro. Enfrenté el dolor de sentirme invisible y prescindible, mientras luchaba por reconstruir mi vida y mi identidad en medio de la soledad y las expectativas familiares. Esta es la historia de cómo el abandono puede romperte, pero también de cómo, entre las ruinas, a veces se encuentra una nueva fuerza.