El eco de los sacrificios: la herencia que nunca llegó
Durante veinte años, dediqué mi vida a cuidar a mi madre enferma en nuestro pequeño pueblo de Jalisco, renunciando a mis sueños y a mi propia felicidad. Cuando ella falleció, dejó todo su patrimonio a mi hermano, quien apenas la visitaba, y me sentí traicionada y vacía. Ahora, mientras intento reconstruir mi vida, me pregunto si algún día podré perdonar y encontrar un propósito más allá del sacrificio.