Cuando miré a los ojos de mi padre, no vi enojo, solo arrepentimiento
Desde niño, mi madre, Verónica, me aseguró que mi padre, Julián, nos había abandonado. Crecí odiándolo, convencido de su traición. Pero el día que Julián apareció en la puerta de nuestra casa en Medellín, la verdad se desmoronó y mi vida cambió para siempre.