¿Y ahora, dónde pertenezco?
Mi nombre es Mariana y, a pesar de tener treinta años, sigo viviendo con mi hermano y su esposa en el pequeño departamento que heredamos de mamá. Ahora que esperan un bebé, todos parecen preguntarse si aún tengo derecho a quedarme. Entre reproches, silencios y miradas incómodas, me enfrento a la pregunta más difícil: ¿dónde está mi hogar?