Lo di todo por mis hijos: ahora soy solo una sombra en sus vidas
Me llamo Carmen, tengo 67 años y toda mi vida la dediqué a mis hijos. Les entregué mi casa y mi corazón, pero hoy me siento invisible y sola, como si ya no tuviera un lugar en su mundo. Esta es mi historia de sacrificio, desencuentros familiares y la soledad que duele más que cualquier herida física.