Siempre estuve para mi hermana, pero cuando yo la necesité, me dejó sola
Me llamo Lucía y tengo 61 años. Siempre creí que la familia era lo más importante y dediqué mi vida a ayudar a mi hermana menor, Mariana. Pero cuando llegó mi momento de pedir ayuda, descubrí que el sacrificio no siempre es correspondido.