No como en las novelas, pero casi

No como en las novelas, pero casi

Desde niña soñé con una vida de telenovela, pero la realidad en mi pueblo de Jalisco fue otra. Mi matrimonio con Julián, lleno de promesas rotas y silencios, me llevó a enfrentarme a mis propios miedos y a la presión de una familia que esperaba que aguantara todo. Entre lágrimas, secretos y el deseo de ser feliz, descubrí que la vida real es mucho más compleja que cualquier final feliz de la televisión.